4.000 hectáreas conforman el territorio del vino del frío. En efecto, esta región francesa padece un clima muy frío, tanto que la amenaza de heladas llega hasta el mes de Mayo. Este difícil vino del norte francés.
El problema de las heladas es de tal magnitud que los viticultores se ven obligados a emplear diversos métodos para impedir que las heladas afecten al viñedo. El primero de los sistemas es el tradicional “calentón” del viñedo a base de calderas de gasóleo colocadas en los carriles de separación de las cepas y el segundo, mucho más curioso, consiste en regar las plantas en medio de la helada, de manera que el propio hielo forme un igloo protector de las yemas.
Los puristas franceses siempre han criticado estas y otras prácticas de Chablis, pero el resultado final es un excelente vino, muy bien dotado, muy del gusto francés.
Los suelos de la zona están compuesto de una extraña mezcla de arcilla, caliza y conchas fósiles. En un principio se pensó que los vinos serían de una categoría inferior dada esta composición pero, a juzgar por los resultados, los suelos se muestran perfectamente dotados para nutrir unas cepas que cada día gozan de mayor reconocimiento.
Porque degustar un buen vino de Chablis es un acontecimiento para los sentidos. Chispeantes destellos verdosos con aromas minerales de buen cuerpo.
Entre los vinos de esta región destacan los chardonays, los de gran cru.