Pocas regiones de Francia cuenta con una historia del vino tan extensa y turbulenta. Se dice que los romanos aprendieron de las tribus galas del Ródano el arte de injertar cepas. De esta forma se obtenían vinos de gran demanda en el imperio romano.
Siempre ensombrecidos por los más afamados vinos de La Borgoña, los vinos del Ródano no alcanzan su merecida fama hasta el siglo XVII, cuando mejoran las comunicaciones con la capital.
Existen en la zona gran variedad de vinos, todo ello merced a su especial situación geográfica, con suelos y climas muy diversos.
Pero son los vinos blancos y los vinos tintos, resultado de uvas autóctonas. Particularmente, la syrah azul es una uva muy del gusto actual a la hora de elaborar vinos tintos sedosos, suaves y aromáticos.
Los vinos tintos resultantes del Valle del Ródano tienen cierta tendencia a ser corpulentos, pero su armonía compensa esa cierta robustez. Todos ellos resultan aptos para su envejecimiento.