Es uno de los emblemas de Francia, capaz de alegrar una fiesta, sellar un matrimonio o celebrar el triunfo de los corredores de Fómula 1.
En efecto, el champagne representa las alegrías de la vida, la vida de lujo, los romances. Es un vino muy especial.
El champagne es un vino al que Dom Perignom cambió el rumbo de su historia. A él debemos el concepto actual de este elegante vino, después de que cambiara los procesos de elaboración para que la segunda fermentación tuviera lugar en la botella.
Se trata de un vino que sufre un doble proceso de fermentación. Primero lo hace de forma controlada en depósitos de acero inoxidable y, más tarde, se le añade azúcar, se embotella en un vidrio grueso capaz de soportar más de 6 atmósferas de presión, y se grapa con una malla por encima del corcho.
Toda una región de Francia (la más septentrional) se dedica a la elaboración de un tipo especial de vino que representa el 10 % del total de la producción de todos los vinos.
Actualmente, los cavas españoles, los franciacorta italianos y otros vinos similares procedentes de Australia y California compiten en el mismo mercado del champagne y son rivales a tener muy en cuenta. Sin embargo, los bodegueros de champagne ha sido los pioneros en aplicar el método champenoise en su elaboración y el champagne sigue siendo la referencia para todos los vinos espumosos.