Se trata de un vino extraño y escaso que se produce, fundamentalmente en Alemania y Austria, aunque también Francia cuenta con un vino similar, y los canadienses de van animando a cultivarlo.
Al parecer, todo comienza hace tres siglos, cundo unos viticultores de Babiera trataron de hacer vino con las uvas que se habían congelado parcialmente tras un temporal. Lejos de lo que esperaban, estas uvas dieron paso a un vino de una melosidad grande, sutilmente dulce y con una acidez muy interesante.
Todo ello es posible gracias a una lenta fermentación.
Tras esta experiencia, la costumbre de hacer vino con uvas parcialmente congeladas se extendió por otras zonas frías.
El “eiswein” o “icewine” es un vino especial para ocasiones especiales.