El embotellado de los vinos tiene lugar tras el proceso de crianza en barrica. De los 225 litros de la barrica bordelesa (la más común) a los 75 centilitros de la botella bordelesa (también la más común) los vinos deben pasar por un breve trasiego hasta las estancias destinadas al embotellado.
Los pequeños bodegueros suelen realizar este proceso de manera manual, con la sola ayuda de algunas herramientas para colocar los corchos.
Otras, encomiendan el embotellado a empresas especializadas que garantizan un perfecto filtrado de los vinos y una asepsia absoluta.
Una planta embotelladora consta de instalaciones de lavado, máquinas de llenado y máquinas para el encorche. Las botellas se suceden por la cinta hasta que se completa el proceso con la colocación de las cápsulas y las etiquetas. Finalmente, los operarios las colocan en los botelleros para que completen la crianza en la botella.
En ocasiones, las botellas de vino son colocadas en los botelleros sin etiqueta ni cápsula. De este modo se completa la crianza en botella sin mancharlas.
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Embotellado del vino
Crianza del vino
El mosto
La chaptalización